1. Terapia adultos
El tratamiento psicológico consiste en lograr una serie de cambios, como la reducción de la ansiedad, a través del habla. Para ello, es fundamental lograr una buena conexión entre la persona que solicita el servicio y el psicólogo con quien va a trabajar.
2. Terapia familiar
Aunque el apoyo profesional puede resultar de ayuda, a menudo la fuente más importante de ayuda y apoyo es la red personal de relaciones: amigos, familia y comunidad. De hecho, si falla este aspecto, la mejoría se complica notablemente. Para todos, el apoyo familiar y social es fundamental, cuanto más si se tienen dificultades añadidas.
3. Terapia infantil
El desarrollo infantil es un proceso de constantes cambios. Ser padres es probablemente una de las tareas más difíciles a las que se enfrenta el ser humano, y es normal enfrentarse situaciones en las que uno/a no sabe cómo actuar o cuál es la mejor opción para nuestros hijos/as, en cuyos casos el asesoramiento psicológico puede ser de gran ayuda.
4. Terapia de pareja
Tener una relación de pareja satisfactoria no implica que la relación no pase por dificultades. Es más, es habitual que parte de los conflictos que nos afectan en nuestro día a día generen una tensión que terminamos descargando con nuestras parejas. Sin embargo, cuando esta situación se va agravando se producen faltas de respeto, reproches, silencios incómodos, e incluso agresiones, las cuáles se pueden evitar mediante la terapia de pareja.
5. Talleres
Cuando intentamos comprender el comportamiento humano, es habitual generar hipótesis basándonos en la influencia cultural de la sociedad en la que vivimos. Es indudable que la cultura influye en nuestro comportamiento, sin embargo, durante los últimos años las explicaciones culturales han eclipsado otras aportaciones complementarias, como las que realiza la psicología evolucionista.